Día de la Tierra 2025: Entre la Urgencia Climática y la Esperanza Colectiva
Hace 55 años, el 22 de abril se convirtió en un símbolo global: el Día de la Tierra. Hoy, en 2025, el planeta nos confronta con una realidad crítica. Los océanos ahogados en plástico, los bosques devorados por incendios, los glaciares derritiéndose y comunidades enteras desplazadas por fenómenos climáticos extremos son solo síntomas de una crisis que exige acción inmediata. Pero no todo es desesperanza. Desde acuerdos internacionales hasta iniciativas locales, la humanidad está tejiendo redes de resiliencia. Este artículo explora cómo nos encuentra el Día de la Tierra 2025 y qué esfuerzos globales y regionales están marcando la diferencia.
El estado actual: Un planeta al límite
- Temperaturas récord: 2023 registró 86 días con temperaturas superiores a 1,5 °C respecto a niveles preindustriales. Septiembre fue el mes más caluroso de la historia (1,8 °C arriba), en lo que vamos de este 2025 la situación pinta peor. Si seguimos así, el aumento será de 2,8 °C para 2100, lejos del límite seguro de 1,5 °C de acuerdo con estimaciones de la World Meteorological Organization (WMO).
- Agua y alimentos en riesgo: El 10% de la población mundial sufre estrés hídrico crítico. En América Latina, sequías e inundaciones han devastado cosechas, mientras los glaciares andinos desaparecen: Venezuela ya perdió todos los suyos, Bolivia perdió el mas representativo y el retroceso de glaciares continua en toda la región. Pero, hay que sumar otros impactos que estan vulnerando la seguridad hídrica de la región tales como, minería ilegal, desmonte, ampliación de la frontera agrícola y urbana, entre otros.
- Emisiones desbocadas: Pese a los discursos, en 2023 las emisiones de CO₂ volvieron a batir récords altos. Según la ONU, necesitamos reducirlas un 42% para 2030 para evitar el colapso.
Cinco claves globales para 2025
- COP30: La última oportunidad para el 1,5 °C: En noviembre, Brasil albergará la cumbre climática en la Amazonía, un símbolo de la lucha entre la deforestación y su papel como “pulmón del planeta”. Aquí, los países deberán presentar metas más ambiciosas de reducción de emisiones.
- Financiación climática: En 2024 se acordó triplicar los fondos para países en desarrollo (300.000 millones anuales hasta 2035), pero aún no es insuficiente. La cumbre de España en junio buscará reformar el sistema financiero global con impuestos verdes y subsidios sostenibles.
- Justicia climática: La Corte Internacional de Justicia emitirá en 2025 su opinión sobre las obligaciones legales de los Estados frente al cambio climático, un precedente histórico que marcara un hito importante.
- Plásticos, Un tratado en juego: Tras las negociaciones en Corea del Sur, 2025 podría ver el primer acuerdo global vinculante para reducir la contaminación por plásticos, abordando su ciclo de vida completo.
- Renovables en ascenso: América Latina genera el 69% de su energía con fuentes limpias. Proyectos como pronósticos eólicos con inteligencia artificial en Costa Rica muestran el camino.
América Latina: Epicentro de impactos y soluciones
- Fenómenos extremos: En 2024, el huracán Beryl (categoría 5) arrasó el Caribe, mientras Chile sufrió los peores incendios de su historia y Brasil presento inundaciones con 180 muertos.
- Alerta temprana: Sistemas de predicción salvan vidas, pero la desigualdad agrava los efectos. La WMO destaca que la cooperación regional que es clave para proteger a 660 millones de personas que habitan la región, sin embargo, la falta de predisposición para alcanzar un acuerdo de cooperación mutua entre los estados esta siendo la barrera en la aplicación de sistemas de alerta temprana transfronterizos.
- Esperanza en energía limpia: Chile y Colombia lideran con parques solares flotantes y atlas eólicos, mientras Costa Rica usa IA para optimizar energía eólica.
La Década de la Restauración: 10 acciones que importan
El Decenio de la ONU (2021-2030) busca sanar ecosistemas con:
- Un movimiento global unificado.
- Inversión en proyectos locales.
- Subsidios verdes, no a prácticas destructivas.
- Liderazgo indígena y juvenil.
- Cambio de hábitos de consumo.
- Investigación científica aplicada.
- Educación para empleos sostenibles.
- Cultura y arte como herramientas de conciencia.
- Empoderamiento de la #GeneraciónRestauración.
- Diálogo constante con comunidades.
Greenwashing: De la promesa vacía a la rendición de cuentas
El greenwashing —estrategias de marketing que exageran o falsifican compromisos ambientales— sigue siendo un obstáculo para la acción climática genuina. Tras el escándalo en la COP26, donde instituciones financieras prometieron alinear 130 billones de dólares con metas de cero emisiones netas sin mecanismos claros de verificación, la ONU estableció en 2023 una lista de requisitos científicos para validar estas promesas. En 2025, este marco gana fuerza: empresas y bancos deben demostrar reducciones reales (no compensaciones dudosas) y alinear sus carteras con el límite de 1,5 °C. Países como Francia y Alemania lideran leyes que penalizan el greenwashing, mientras colectivos ciudadanos exigen transparencia. Sin embargo, el reto persiste: solo el 20% de las corporaciones globales reportan avances verificables, según Climate Action Tracker. La COP30 en Brasil será clave para endurecer sanciones internacionales y evitar que la desconfianza socave la cooperación climática.
Financiación innovadora y normas de integridad climática
La transición energética requiere billones, pero los fondos públicos son insuficientes. En 2025, surgen modelos híbridos: carbon credits de alta integridad, donde empresas compran créditos vinculados a proyectos certificados (como reforestación o energías limpias en países en desarrollo), y alianzas público-privadas como la de Indonesia, que combina subsidios y préstamos para reemplazar carbón. John Kerry impulsó un polémico esquema donde naciones pobres venden créditos por cerrar plantas de carbón, destinando los ingresos a energías renovables. Aunque criticado por riesgos de lavado verde, el modelo avanza con nuevas normas: la Iniciativa de Mercados Voluntarios de Carbono (VCMI) exige que el 70% de las compensaciones sean en reducciones directas (no en bosques o océanos). Paralelamente, el G20 debate un impuesto global a los beneficios extraordinarios de petroleras, que financiaría pérdidas climáticas en el Sur Global. Estos mecanismos, aún imperfectos, reflejan un giro hacia la innovación financiera con rigor.
¿Actuaremos a tiempo?
El Día de la Tierra 2025 nos encuentra en una encrucijada: somos la última generación que puede evitar un colapso climático irreversible, pero también la primera con el conocimiento y las herramientas para lograrlo. Los avances en energías limpias, los marcos legales emergentes y la movilización ciudadana son faros de esperanza. Sin embargo, falta velocidad y audacia. Como escribió el poeta Eduardo Galeano:
«Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo».
La pregunta es si actuaremos a tiempo.