“Obesidad y metástasis: Cómo la dieta alta en grasas allana el camino del cáncer de mama”

La obesidad ha sido durante años un factor de riesgo conocido para el cáncer de mama, pero un nuevo estudio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en España arroja luz sobre un vínculo aún más preocupante: cómo la grasa en la dieta activa mecanismos que facilitan la propagación del cáncer a otros órganos. Publicado en Nature Communications, este hallazgo no solo explica procesos biológicos clave, sino que abre puertas a estrategias preventivas y terapéuticas. 

El cáncer de mama, Constituye el tumor más frecuente y la principal causa de muerte por cáncer en mujeres, por lo que se considera un problema importante de salud pública.

El estudio: Ratones, grasas y metástasis

Los investigadores analizaron ratones con cáncer de mama triple negativo, un subtipo agresivo con alta tendencia a metastatizar. Al someterlos a una dieta rica en grasas, observaron cambios drásticos: 

  • Activación de plaquetas: Estas células, asociadas a la coagulación, protegen a las tumorales durante su viaje por el torrente sanguíneo, evadiendo al sistema inmunitario. 
  • Aumento de la coagulación: Vinculado a un mayor riesgo de recaída en pacientes humanos. 
  • Fibronectina en pulmones: Esta proteína actúa como una “alfombra roja” para que las células cancerosas se establezcan. 

El nicho premetastásico: Un terreno fértil para el cáncer

La grasa dietética modifica el entorno corporal, creando un “nicho premetastásico”. Este “terreno preparado” en órganos como los pulmones facilita que las células tumorales sobrevivan y formen nuevos tumores. 

Humanos: Coagulación como señal de alerta

Al analizar muestras de sangre de pacientes, el estudio no halló una relación directa entre obesidad y metástasis, pero sí un dato crucial: aquellas con mayor coagulación presentaban un 30% más de riesgo de recaída a cinco años. Esto sugiere que monitorear estos marcadores podría ser clave en el seguimiento clínico. 

La dieta como intervención: Menos grasas, menos metástasis

Al cambiar a los ratones a una dieta baja en grasas, se revirtieron los efectos: menor activación plaquetaria, reducción de la coagulación y disminución de metástasis. Aunque no es una cura, refuerza la idea de que la alimentación puede ser un aliado terapéutico. 

Opinión: Más allá de la genética, el poder de lo que comemos 

Este estudio subraya que la lucha contra el cáncer no se libra solo en quirófanos o laboratorios, sino también en nuestras cocinas. Si bien la obesidad es un problema multifactorial, estos hallazgos responsabilizan a las políticas públicas de promover acceso a alimentos saludables y regular la industria de ultraprocesados. Además, invitan a los sistemas de salud a integrar la nutrición como parte esencial de los tratamientos oncológicos. 

Ya para concluir, la ciencia ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda: nuestra dieta no solo alimenta células sanas, sino que puede ser cómplice de las cancerosas. Este estudio es un llamado a la acción individual y colectiva. Como sociedad, debemos dejar de normalizar el consumo excesivo de grasas y exigir entornos que favorezcan la salud. Y como pacientes, recordar que cada elección en el plato es un paso hacia la prevención. 

0 0 votes
Article Rating

Publicaciones Similares

Subscribe
Notify of
0 Comenten
Most Voted
Newest Oldest
Inline Feedbacks
View all comments