“El dólar recupera aliento con acuerdos comerciales, pero su futuro brilla en sombras”

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El dólar estadounidense (USD), históricamente considerado el “refugio seguro” de la economía global, vive un momento paradójico. Mientras las expectativas de acuerdos comerciales bajo la Administración Trump inyectan un optimismo temporal, analistas como los de Macquarie advierten que los riesgos estructurales (desde la deuda pública hasta la erosión institucional) podrían limitar su recuperación a largo plazo. ¿Estamos ante un respiro pasajero o el inicio de un declive irreversible de la hegemonía del billete verde?

El espejismo de la recuperación: optimismo comercial vs. realidad estructural

El USD ha repuntado recientemente gracias a señales de distensión en las tensiones comerciales, especialmente con aliados clave de Europa y Asia. Sin embargo, este rebote oculta un problema de fondo: el Índice Dólar (DXY) acumula una caída del 10% desde el inicio del segundo mandato de Trump, la mayor depreciación en décadas para una nueva administración. Para Macquarie, este declive no es coyuntural, sino un reflejo del escepticismo hacia los activos estadounidenses, alimentado por tres factores:

  • Deuda pública insostenible: Con una deuda federal que supera el 120% del PIB, persisten dudas sobre la capacidad de EE.UU. para honrar sus obligaciones sin devaluar su moneda.
  • Política comercial agresiva: Los aranceles unilaterales, aunque temporalmente negociables, han dañado la confianza en el liderazgo económico estadounidense.
  • Erosión institucional: El debilitamiento del sistema de checks and balances (controles y equilibrios) bajo Trump ha puesto en duda la estabilidad política y jurídica del país.

En abril de 2023, el anuncio de aranceles a productos tecnológicos provocó una fuga de capitales hacia el euro (EUR), acelerando la caída del DXY.

Riesgo de contraparte: ¿Por qué el mundo desconfía de EE.UU.?

Macquarie subraya que el debilitamiento del USD entre febrero y abril está ligado a un concepto clave: el riesgo de contraparte. Es decir, la posibilidad de que EE.UU., como emisor de la moneda global, incumpla sus obligaciones indirectas (p. ej., impagos técnicos por bloqueos políticos o manipulación monetaria). Este riesgo se ha agravado por:

  • Crisis fiscales recurrentes: Los enfrentamientos en el Congreso por elevar el techo de deuda (como el de 2023) han normalizado la idea de un eventual impago.
  • Instrumentalización del dólar: El uso de sanciones financieras como arma geopolítica (contra Rusia, Irán, China, etc.) ha incentivado a países y corporaciones a buscar alternativas.

Según el FMI, las reservas globales en USD han bajado del 70% al 59% en la última década, mientras que el euro y el yuan ganan terreno.

Diversificación: El auge silencioso del euro y otras monedas

Macquarie prevé que el USD perderá su estatus de “moneda esencial” para convertirse en una “opción entre pares”, con el EUR como principal competidor. Este cambio ya es visible:

  • Bonos verdes en euros: La UE ha emitido más de €250 mil millones en bonos sostenibles desde 2021, atrayendo a inversores institucionales.
  • Acuerdos bilaterales: Países como Brasil, India y China están usando monedas locales en intercambios comerciales, evitando el USD.

Aunque el USD sigue dominando, su papel como safe haven depende de la credibilidad institucional. La politización de la Reserva Federal o un nuevo choque fiscal podrían acelerar su sustitución.

Los próximos 100 días: Concesiones que no cambian el juego

Macquarie anticipa que, aunque la Administración Trump podría anunciar acuerdos comerciales en los próximos meses (por ejemplo, reducción de aranceles a automóviles europeos), estos serán insuficientes para revertir la desconfianza estructural. Incluso si EE.UU. eliminara todos los aranceles, el USD no recuperaría su fuerza previa sin reformas profundas en política fiscal y gobernanza.

El dólar enfrenta una encrucijada histórica

Su recuperación actual es un espejismo alimentado por la esperanza, no por soluciones reales a sus problemas de fondo. La diversificación monetaria global, impulsada por la desconfianza en EE.UU., parece irreversible. Como señala Macquarie, el verdadero riesgo no es la caída del dólar, sino su transformación de “moneda hegemónica” a “una más en el menú”. Para inversores y gobiernos, la lección es clara: en un mundo multipolar, poner todos los huevos en la canasta del billete verde ya no es una estrategia viable.

Este artículo es meramente informativo y de opinión, basado en análisis de terceros citados. No constituye asesoramiento financiero, ni recomienda la compra o venta de activos. Para decisiones de inversión, consulte a un profesional certificado.
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